5 consejos para embalar tus bienes durante una mudanza
Del correcto embalaje depende que todas nuestras pertenencias alcancen su destino sanas y salvas. Las pérdidas, olvidos y roturas son el precio de subestimar esta fase de la mudanza, que se prolonga 1-3 semanas antes del ‘gran día’ y que, por tanto, merece las mayores atenciones.
Pero son muchos los errores que amenazan con arruinar el embalaje de bienes. Sobrecargar las cajas, olvidar rotularlas con etiquetas identificativas, dejar demasiados espacios que favorezcan el golpeteo o no plastificar los muebles y objetos de mayor tamaño generan problemas durante y después del traslado. ¿Quieres evitarlos? ¡Descubre los siguientes consejos para embalar durante una mudanza!
Empieza a embalar lo más pesado
Los bienes de mayor peso y tamaño deben ser los primeros en embalarse en una mudanza, a fin de que no molesten durante el empaquetado del resto de objetos, que serán mayoría en cualquier traslado. Otra razón para priorizar los bienes más grandes y pesados es cubrir los huecos que tienden a dejar en sus respectivas cajas. Estos favorecen el golpeteo durante el movimiento y desaprovechan un espacio valioso, que fácilmente puede ser ocupado por otro objeto. Por tanto, se recomienda guardar en primer lugar los televisores, lámparas, ordenadores, etcétera, con el fin de rellenar sus huecos posteriormente con pertenencias de menor tamaño.
Optimiza el espacio sin sobrecargar las cajas
Pero el anterior consejo para embalar en mudanzas no debe llevarnos a error: optimizar el espacio disponible no significa sobrecargar de peso las cajas. Además de generar molestias durante su transporte y aumentar el riesgo de sufrir desgarros y otras lesiones, esta mala práctica pondría a prueba la resistencia de las cajas. La aparición de grietas y roturas en el cartón daría lugar a la caída e incluso la pérdida de objetos de valor.
Por este motivo, es aconsejable dar a todas las cajas un peso razonable, y precintarlas además de manera correcta, doblando las solapas y uniéndolas con cinta adhesiva, de modo que las tiras formen una ‘H’, una ‘U’ y otros cierres estratégicos, capaces de agregar una protección adicional a la caja.
Adapta el embalaje al tipo de objeto
Las cajas son el principal material de embalaje para una mudanza, pero no el único: también los rellenos de bolitas, las hojas de Manila, los papeles de plástico film y los cobertores o mantas de tela para mudanzas son aliados necesarios en este proceso. Los productos más quebradizos (cerámicas, vajillas, etcétera) deben envolverse previamente en plásticos de burbuja o láminas de foam, para que su frágil superficie abarque más espacio en la caja y no entrechoque. Es ideal guardar los electrodomésticos y dispositivos en sus respectivos envases; si fueron desechados, utilizaremos cajas a medida con abundante relleno.
En lo referente al mobiliario, determinados objetos son desmontable y, por su reducido tamaño, bien pueden transportarse en cajas de cartón. Dado que el resto se introducirá sin cambios en el camión, se recomienza el uso de papel de plástico film, para proteger sus telas y superficies de madera fina contra las rozaduras, golpes o salpicaduras que puedan ocurrir durante el traslado. Adicionalmente, las mantas cobertores de tela les proporcionarán una seguridad adicional. Así pues, si te preguntas cómo embalar para un cambio de casa, estos materiales no pueden faltar durante una mudanza.
No olvides rotular las cajas para identificarlas
Especialmente durante el desempaquetado, el anonimato que proporcionan las cajas de cartón se convierte en una desventaja. «¿Dónde se guardaron las sábanas y almohadas?», «¿las tazas iban en una caja pequeña o grande?». Estos interrogantes se multiplican en los días posteriores al traslado, y encuentran su origen en la falta de un etiquetado identificativo que permita localizar, de un vistazo, dónde se ubican las pertenencias.
El etiquetado para embalar para una mudanza debe ser, ante todo, simple y fácil de escanear un vistazo, sin incurrir en generalidades. Una caja rotulada como ‘ropa’ sería demasiado imprecisa para una familia numerosa; en su lugar, emplearemos ‘ropa de invierno de David’, pues especifica el tipo de objeto y su propietario, datos suficientes para saber en qué lugar depositar esa caja. Por otra parte, los más sofisticados acertarán al emplear abreviaturas o colores en el etiquetado de sus cajas. Por ejemplo, ‘RO’ para la ropa, acompañado de un círculo amarillo (identificativo de David) y el número del 1-6 asociado a una de las habitaciones.